Este blog siempre se ha dedicado a rescatar y resumir temas sobre la actualidad, pensamientos abstractos si podría llamarlos así y un bagaje de contenidos como el entretenimiento: cine y series (por ahora), hace algunos años he tratado de sumergirme en la cultura del entretenimiento mas verídico y versátil posible: hablo del teatro. Hace algunos días mi amiga me avisó sobre una puesta interesante en escena, no me dijo de qué trataba, solo me dijo: R... tengo tickets de descuento para ir a ver esta obra ¿habla vao?, yo atraqué sin pensarlo dos veces, si, puede que suene un poco austero de mi parte pero tal vez esa sea una de las razones por la cual poca gente va a al teatro hoy en día, y ahora hablo por los demás, lamentablemente la cultura del teatro en en Perú no tiene tanta cobertura ni difusión aún como si el cine por poner un ejemplo, un tema es por dinero, y por eso la gente prefiere optar por ir a otros lugares: como ir a algún bar, mall, ir de shopping o simplemente ir a comer a un buen restaurante, hace poco leí una entrevista a un actor que por esta misma razón cada vez hay menos teatro y no hay apoyo del gobierno o empresas que los auspicien, este actor que era entrevistado decía que al pagar tu entrada (que consideramos cara) estarías pagando el trabajo de los actores, iluminación, escenografía, lugar de ensayos, producción, dirección, y a tantas otras personas que dieron su granito de arena en esta exigente labor (y lo digo porque sé lo que es ya que también estudio actuación), por eso es que deberíamos apoyar más este arte e ir más al teatro pero bueno hablar sobre eso ya es otro post.
Te traje aquí porque quiero hablarte sobre una interesante historia, hablo de la obra que están montando en el Teatro La Plaza en Larcomar, El Amo Harold y Los Muchachos, a quien le doy las gracias es a mi amiga (que al final fueron 2 a verla conmigo o yo fui con ellas) por convencerme para ir (como si fuera difícil convencerme :p), y también por ser unas exquisitas compañías y teletransportarme a un lugar donde solo la magia ocurre y hace que te pierdas en tus pensamientos desde una butaca.
La puesta en escena esta protagonizado por Fernando Luque, Lucho Sandoval y Alejandro Villagomez
Bueno amigo o amiga si eres ya asiduo de este modesto pero profundo blog, sabrás que no suelo retratar sobre estos temas sencilla y llanamente porque no soy un crítico de teatro, obvio que no hay que serlo para apreciar y entender una buena obra, pero en este caso te contaré lo que significó para mí y para muchas personas que vivieron esta historia.
Todo ocurre en un salón de té del parque Saint George (me sorprendió el realismo de la escenografía que montaron), Sam (Lucho Sandoval) el criado o empleado del inteligente y joven Harold (Fernando Luque) o Hally (como Sam lo suele llamar) ya que lo conoce desde niño y ha ejercido cierta influencia paternal desde entonces. También esta Willie (Alejandro Villagomez), el criado más joven que tiene un tic nervioso en la cara y quen en toda la obra mantiene esa figura y trapeando el piso ensayando los pasos de foxtrot, este es un baile originario de USA antes de la 1ra Guerra Mundial incluído en las primeras orquestas de jazz de ese entonces. Ellos buscarán tratar de hacer lo imposible por cumplir el sueño de llevarse el trofeo al mejor bailarín en un concurso próximo del pueblo. Eran los 50s y el racismo y su violencia sometían las mentes de quienes vivían bajo ese régimen dictatorial dirigido por gente blanca, el apartheid como lo llamaban, que significa: "segregación y era un término que representaba la codificación de un sistema opresivo de todas las leyes y normas que habían mantenido a los africanos en una posición de inferioridad frente a los blancos durante siglos".
Esta figura absolutista se ha seguido viendo hasta ahora, aunque se frenó en 1992, no es ajena a la realidad en la que vivimos, ya que seguimos viviendo de prejuicios raciales y sociales. A pesar de que han habido grandes progresistas de la historia tratando de llegar con sus mensajes, de hecho grandes pensadores se mencionan como eufemismos a lo largo de la obra (y que disfruté demasiado escuchar a los actores contar historias sobre ellos) si bien no recuerdo como: Confusio, Sócrates, Platón, Maquiavelo, Shakespeare, Freud, Sartre, Jesucristo, Darwin, Alva Edison, entre otros. El colonialismo y oligarquía han impuesto sus reglas hasta ahora, gobernando sobre dicotomias esteriotípicas raciales, es por eso que éste es un tema del cual aún se debe tomar conciencia por más que perdure durante mucho tiempo más.
Escrita por Athol Fugard, nacido en Middleburg, Sudafrica en 1932, trabajó a los largo de los años como dramaturgo, periodista, actor, novelista y director de teatro y cine. La mayoría de sus trabajos se caracterizan por la denuncia del apartheid y la problemática racial que ha afectado Sudafrica y al mundo con su perspectiva sensible y profunda.
La adaptó al teatro el cineasta Adrian Saba, director de películas que han dado que hablar y ha tenido buena critica como "El Limpiador" o su última opera prima "El soñador" (que aún no logro ver). En una entrevista el ya aclamado cineasta comenta que se conectó con el texto de una manera profunda y se convirtió en su único proyecto teatral, "para mi, lo mas importante era ver a esos tres seres humanos sobre el escenario", señaló, destacando la profunda identidad con los personajes de Fugard. También cuenta que los actores tuvieron que entrenarse para contar mejor las historias que los personajes exigían, por eso se fueron al malecón a armar una cometa y hacerla volar, la cometa es una analogía que maneja el texto muy bien para contar la historia de Hally y Sam.
La obra va hasta el 28 de febrero. Los horarios son de jueves a martes a las 8 pm y los domingos a las 7 pm.
Fueron 90 minutos de textos, solida empatía y compenetración entre los actores, memorias, identificación , charlas filosóficas, reencuentros, fantasías, bailes, juegos, risas, momentos inolvidables, tristezas, realidades, angustias, confrontamientos y mucha reflexión.
El montaje a mi parecer, fue llevado a un nivel muy alto y con un mensaje fuerte, el peso e identificación que le dan los actores es muy limpia y consistente y se nota que la compenetración también la hay fuera del escenario, o al menos es lo que creo o lo que el teatro nos hacer creer con ese sabor de alucinar lo que pasa tras bambalinas. Espero que sigan haciendo este tipo de obras no solo sobre este tipo de temas, sino de algo que nos competa a todos como nación y humanos que somos.
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